Para todos nosotros, amantes de las mascotas, la seguridad y el bienestar de nuestro perro es lo primero. No obstante, el desconocimiento o cualquier descuido, puede hacer que nuestro amigo tenga una desagradable experiencia aunque nuestra intención haya sido la mejor del mundo.
Como pasa con los niños, nuestras mascotas dependen de nosotros para llegar a percibir algunos peligros que en un principio pueden no parecer tan temibles, pero que en determinadas condiciones sí lo son. Es el caso de los cables enchufados, pilas, chimeneas, medicamentos, etc.
Son conocidos también algunos alimentos tóxicos como el chocolate, la cebolla, el ajo, las pasas, las uvas, etc. O el riesgo que contraen algunas plantas que pueden estar presentes en cualquier jardín, como el laurel, el tejo, la azalea, el narciso, el jacinto…
Pero existen otras muchas situaciones o elementos amenazantes para tu perro que son más difíciles de identificar. Un ejemplo claro son las fibras sintéticas. Contienen sustancias químicas que pueden ocasionar alergias o problemas mucho más graves, sea por contacto con la piel como por el peligro que contrae el tragarlos al morder el producto. Igualmente, su falta de transpiración, además de la incomodidad, puede causar problemas dermatológicos y fomentar la atracción de insectos y parásitos que transmitan enfermedades.
No debemos vivir aterrados por todos estos peligros, como ocurre en otras parcelas de la vida debemos aceptarlos con naturalidad, pero sí es nuestra responsabilidad el conocerlos para asegurar a nuestras mascotas el mayor bienestar posible.